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Las tarjetas de crédito no son el problema, nosotros lo somos
Cómo las compañías de tarjetas de crédito se parecen a los narcotraficantes, mi mentira piadosa a los empleados de tiendas, y lecciones de cargar 10 tarjetas al límite


Nunca olvidaré mi primera tarjeta de crédito: una tarjeta de Capital One con un límite de $500 que vacié el mismo día que llegó (¡compré una mesa de cocina al azar!).
En poco tiempo, una tarjeta se convirtió en diez, todas al tope. Tenía tarjetas de los lugares más extraños, hasta de talleres mecánicos. Cada mes, pagaba el mínimo, apenas manteniéndome a flote en un ciclo sin fin.
Hola, soy Cindy, fundadora de R.O.S.C.A., y hoy vamos a hablar de por qué las tarjetas de crédito no son el problema, somos nosotros.

🌶 Crédito ≠ Efectivo (y por qué lo entendemos mal)
🌶 ¿A quién culpamos?
🌶 Por qué la gente se queda atrapada en deuda de tarjeta de crédito
🌶 Cuatro prácticas que me mantienen cuerda
🌶 Crea una “Tanda de Dinero para Diversión”, para que la tarjeta no te controle
✨ Latiné Spotlight de la Semana
Crédito ≠ Dinero (y por qué lo confundimos)
Las tarjetas se sienten como dinero porque funcionan como dinero en la caja. Pasas la tarjeta, te aprueban, dopamina. Pero no es tu dinero. Es prestado. Y si no lo pagas rápido, los intereses se comen tu quincena.
Yo compré una mesa con mi primera tarjeta. No porque la necesitara — sino porque esa tarjeta me hizo sentir que podía, aunque no podía.
Mini-math que nadie explica: Una deuda de $3,000 con 22% de interés, pagando solo el mínimo, puede tardar más de 10 años en liquidarse y costarte miles en intereses. El mínimo no es un plan — es una trampa.

¿Entonces a quién culpamos?
Las tarjetas no inventaron los malos hábitos, solo los hicieron fáciles de pagar a mensualidades.
No necesitamos el 90% de lo que compramos. Pero en cuanto tenemos crédito, empezamos a llenar el carrito como si fuera gratis. Es como tener una bolsa gigante: entre más espacio, más cosas metes.
Culpamos a TikTok, a Instagram, a los influencers. Pero los centros comerciales ya hacían esto mucho antes. Las redes solo te muestran más cosas. La tarjeta te hace creer que puedes pagarlas.
Y si no conoces tus propios disparadores —esa amiga que dice "vamos por un café", el cajero que ofrece 20% si abres la tarjeta de la tienda, el viaje a Target porque estás triste— tu tarjeta sí los conoce.
Pregunta real antes de pasarla: ¿Lo necesito? ¿Le agrega valor a mi vida? Si la respuesta es no, no fue un accidente. Fue una decisión.
Por qué gente inteligente sigue atrapada en deuda
No es porque sean irresponsables.
A veces es la hija que trabaja dos turnos y ayuda a sus papás.
A veces es el estudiante que solo quiere encajar.
A veces es el adulto que está cansado de siempre ser el que sacrifica.
La deuda con la tarjeta es emocional. Y viene con vergüenza. Y casi siempre empieza con estos pensamientos:
Lo que pensamos | Por qué nos estanca | En qué deberíamos pensar |
“Lo pago cuando se calme la vida.” | La vida no se calma. Los intereses tampoco. | Paga algo hoy. Aunque sean $25. |
“Pago el mínimo, soy responsable.” | El mínimo protege al banco, no a ti. | La meta no es pagar intereses. Es matar la deuda. |
“Trabajo duro. Me lo merezco.” | Así empieza el estilo de vida que no puedes pagar. | Mereces paz, no paquetes en la puerta. |
“El próximo mes me pongo al corriente.” | Así se convierte una tarjeta en diez. | ¿Lo compraría si tuviera que pagarlo en efectivo? |
“Todos tienen deudas. Es normal.” | “Normal” no es saludable. Solo es común. | Común no significa seguro. Puedes romper el ciclo. |

Cuatro prácticas que me mantienen cuerda
#1 Ten UNA sola tarjeta de crédito. Solo una.
Trabajaba con una señora que no tenía ninguna tarjeta de crédito. Y yo le decía: "Amiga, eso es peligroso. Si hackean tu tarjeta de débito y sacan esa información, ¡te roban tu dinero real!" Todos necesitamos tener una tarjeta de crédito para que, si la hackean, sea crédito lo que roben, no tu efectivo.
Tengo una para emergencias. Échale gasolina, úsala para lo que necesites. Y págala completa cada mes. No compres un montón de cosas. Especialmente cosas que luego te costaría trabajo pagar.
#2 Consigue una con cashback
Si vas a tener una tarjeta de crédito, que sea una que te regrese dinero. La de Costco Capital One nos da cashback al final del año. Supongo que es mejor que nada. Gastamos tanto que al menos nos devuelven algo al final del año.
#3 No guardes tu tarjeta en el teléfono
No tengo cuenta de Amazon. No tengo tarjetas guardadas en mi teléfono. No tengo Apple Pay. No tengo nada que me facilite comprar algo.
Porque si tengo que levantarme e ir por mi tarjeta, no me voy a levantar a buscar mi tarjeta.
Sin embargo, conozco a mucha gente que tiene Apple Pay y todo guardado en el teléfono, pero tampoco son personas que anden comprando así nomás. Yo sí. Pero me conozco, sé que puedo justificar cualquier compra (¡hola, mesa de cocina random que compré a los 19!), así que no tengo Amazon por esa misma razón.
#4 Aprende de los errores de otros
La gente recibe un balde de agua fría cuando les pasa a ellos. Aprende de personas como yo que tuvimos tarjetas de crédito y fue un ciclo vicioso del que no podías salir.
Ignora a cualquiera que te sugiera simplemente no pagar tus deudas—tarde o temprano te alcanza. Incluso después de liquidar varias tarjetas, cuentas olvidadas pueden resurgir años después con avisos de cobranza que no esperabas.

Crea una “Tanda de Dinero para Diversión”, para que la tarjeta no te controle
Si sabes que vas a gastar en brunches, viajes a Target, boletos de conciertos — no dejes que sea una sorpresa para tu cuenta bancaria.
Empieza una Tanda de Dinero para Diversión (estilo ROSCA) con tus amigas o primas. Así funciona:
Cada una aporta, por ejemplo, $100 al mes.
Cada mes, una persona recibe el total — $400, $600, $800, depende de cuántas sean.
Ese dinero es libre de culpa. Lo usas en lo que quieras: uñas, cena, boletos para Bad Bunny.
Y lo más importante: aprendes a gastar dinero que sí tienes, no dinero prestado.
Así:
✔ Todavía disfrutas tu vida
✔ Prácticas disciplina + gratificación retrasada
✔ Y la tarjeta de crédito deja de decidir cuándo puedes sentir felicidad, ahora decides tú


Julissa Prado fundó Rizos Curls, una marca de cuidado capilar limpio que nació de su propia lucha por encontrar productos que respetan y celebran sus rizos naturales.
Al crecer, Julissa sentía mucha presión por alaciar el cabello para encajar en estándares de belleza que no representaban sus raíces mexicano-estadounidenses. Años después, convirtió esa frustración en propósito — creando productos que celebran cada patrón de rizo, textura e identidad.
Lo que comenzó como experimentos caseros en su cocina hoy es un movimiento global que empodera a mujeres a amar su cabello natural sin pedir disculpas.
A través de Rizos Curls, Julissa está redefiniendo la belleza para toda una generación.
👉 ¡Conoce más sobre Rizos Curls y su historia aquí!
¿Cuál es tu problema más grande con las tarjetas de crédito? |
Una Palabra Rápida para Mis Metiches 💌
Las tarjetas no son malas. Se vuelven malas cuando les entregas tu autocontrol.
Conócete.
Conoce tus disparadores.
Y recuerda esto: la paz financiera hace menos ruido que la notificación de "tu paquete llegó."
Con cariño,
Cindy 💗
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Este boletín es sólo para fines educativos y no debe considerarse asesoramiento financiero. Lee nuestro aviso legal completo.